Licenciada en Ciencias de la Información, especialista en periodismo financiero y literatura victoriana, Lola Fernández Pazos, directora de Diario Marín y autora de #ElPazodeLourizán, asegura que “el sufrimiento de una guerra no sólo se queda en quienes la viven, sino que impactan en los descendientes de los dos bandos, esparce sombras y dolor durante generaciones, reduce las posibilidades de trabajar de los vencidos en tiempos de paz, los empobrece”.
«Se han contado muchos sucesos de la Guerra Civil, pero pocas intrahistorias de la posguerra, de los años de dictadura y los comienzos de la transición».
HC: ¿Por qué esta historia debía ser contada? L. F. P: Porque es una historia vivida en una época que mi generación y que las siguientes no conocieron. Se han contado muchos sucesos de la Guerra Civil, pero pocas intrahistorias de la posguerra, de los años de dictadura y los comienzos de la transición. Yo me crie a principios de la transición, en una época de silencios, donde era mejor callar que hablar. Ni en EGB, ni en BUP, ni en COU, llegábamos nunca a las lecciones de la Guerra, ni a la Dictadura y se pasaba directamente a la Democracia. “¿Por qué?”, me preguntaba. “¿Por qué no me cuentan lo que pasó?”. De algún modo, adormecieron nuestras conciencias. Ahora, que veo otra guerra entre hermanos, porque al estudiar en Moscú conozco los lazos de sangre que unen a rusos y ucranianos, pienso que ni Putin ni nadie adivina cuáles van a ser las consecuencias de esa nueva barbarie, pero lo que debemos tener claro es que el sufrimiento de una guerra no sólo se queda en quienes la viven, sino que impactan en los descendientes de los dos bandos, esparce sombras y dolor durante generaciones, reduce las posibilidades de trabajar de los vencidos en tiempos de paz, los empobrece.
HC: El Pazo de Lourizán existe realmente en la actualidad. ¿Puedes contarnos más sobre él? ¿Qué supone para ti este lugar?
L. F. P: El Pazo de Lourizán existe y es una verdadera maravilla. Yo siempre digo que es el “Pemberley español” que a Jane Austen le hubiera conocer para situar allí a Mr. Darcy y Lizzy Benet. Ahora lo gestiona la Xunta tras el acuerdo con la Diputación de Pontevedra y se puede visitar. Pero para mí es algo más que un patrimonio. Si yo existo es gracias al Pazo de Lourizán, porque en su recinto se ubicó la primera Escuela de Forestales de España, donde mi padre fue a estudiar y conoció a mi madre. Por eso, decidí dar vida a este palacio y convertir el escenario en un personaje más de la novela; de ahí su título. Quería que la Xunta lo cuidara, lo mimara y no dejara que se cayera a trozos. Quería que la gente viniese a verlo. Que la literatura sirviera para preservar el patrimonio gallego. Por eso me sirvió ubicar allí esta historia, porque me parecía el mejor escenario señorial para Los Carballo.
HC: En esta novela asistimos al secreto jamás revelado de una gran saga familiar. Lúa es quien va desgranando la historia. ¿Puedes contarnos los principales rasgos de esta protagonista?
L. F. P.: Durante toda la novela, Lúa persigue encontrar la verdad de todo lo que le han inculcado en su vida. Busca desesperadamente en sus recuerdos las respuestas a los silencios, a los ocultamientos, a los secretos, porque necesita conocer y saber. Discernir lo fantástico de lo real. Por eso, no tiene filtro y pregunta. No se calla. No enmudece cuando ve cosas que no entiende. No es dócil, ni fácil de convencer, ni sumisa. Ella tiene ojos, oídos, manos y boca para contestar y un sexto sentido que no quiere adormecer. Lúa representa a todas las mujeres y hombres que nunca se conformaron con lo que les contaron, que indagaron, buscaron para saber la verdad.
HarperCollins (HC): ¿Cómo defines tu novela El Pazo de Lourizán?
L. F. P.: En cuanto a género, creo que podría catalogarse como una novela de saga familiar con un punto romántico similar a La Villa de las Telas. Cuenta con los mismos ingredientes: una historia de una familia poderosa, secretos y enigmas. Recuerdos escondidos por desvelar, un amor pasional entre dos personas de distinto ámbito social, una guerra de fondo y las particularidades de un gran imperio pesquero con el eje de la fábrica de hielo.
HC: La novela está inspirada en hechos reales, ¿puedes contarnos cómo surge?
L. F. P.: Hace muchos años, cuando yo tenía 18 y buscaba respuestas a una historia familiar, hubo alguien que me contó a qué respondían tantos enigmas y secretos. Entonces me pidió que lo escribiera. No sabía ni cómo empezar. Durante décadas lo intenté, pero me resultaba difícil encontrar la voz narrativa que lo contara y el punto de vista para narrarla con verosimilitud, hasta que al morir mis padres, la encontré, como si ellos me lo susurraran desde el cielo, y ahí empecé el primer borrador.
HC: ¿Hasta qué punto la novela es autobiográfica?
L. F. P: Como toda novela, cuenta con partes imaginadas y partes reales. Las partes reales, que no voy a desvelar para no fastidiar la novela, tienen mucho de mi familia, pero al estar fechada en su mayoría a comienzos del siglo del XX, no los conocí. Cuento lo que me contaron, lo que intuyo, lo que se quedó en el recuerdo, pero realmente no sé si son más personajes que personas, o al revés.