Silvia Rodríguez Coladas: «No sé escribir si suprimo la retranca»

La escritora Silvia Rodríguez Coladas acaba de recibir una de las noticias más importantes de su trayectoria como novelista: ser finalista Premio V Icue Negro 2023, que se fallará en septiembre en Cartagena Negra, con su novela Bosquesanto.
29 de junio de 2023

Al Premio V Icue Negro 2023 se une otro, finalista del Premio Silveiro Cañadas de Gijón que se otorga el próximo 14 de julio. Ambas nominaciones nacionales convierten a Silvia Rodríguez Coladas en la nueva Dama de la Novela Negra española. Ser finalista de estos dos reputados galardones la hacen sentir como «si ya hubiese ganado». «Ni en mis mejores sueños pensé que me ocurriría esto», aclara. Confiesa «vivir en una nube» y recibir como «un inmenso privilegio poder acudir a la entrega de premios como finalista, los gane o no».

Todo lo ha conseguido con su primera novela, una obra con tintes negros, costumbrista rural aderezado con pura ironía gallega, Bosquesanto (Editorial Fanes, 2022) que se ha convertido en un éxito de ventas a nivel nacional. Nos acompañó en Marín para contarnos un poco más de su aclamada novela y quiso fotografiarse para la nueva sección Farola´s Coffee que publicaremos más adelante. Les dejo con su ingenio…

Por primera vez desde que leo novela negra, no he sentido angustia ni desasosiego sino ganas de reír con esa retranca tan gallega… ¿Cómo lo ha conseguido?

Silvia Rodríguez Coladas: No ha habido ninguna premeditación ni planificación. La gente que me conoce sabe que soy así. Los personajes que pueblan la novela resultan todos un trocito de mí. No sé escribir o, no me sale bien, si intento suprimir esa retranca. No pretendía escribir una novela de humor, pero fue lo que me salió mezclado con el género de novela negra con todos sus ingredientes: un asesinato sin resolver, mucha crítica y suspense. La retranca aparece de forma natural en mis textos porque forma parte de mi entorno. Mis padres la tienen, así que la heredado. Es genética.

Uno de los rasgos que generan tanto entusiasmo por su novela es la amalgama de personajes. ¿Me gustaría saber cómo construyó esta novela coral, cómo fue perfilando los protagonistas, los secundarios? ¿Fue algo premeditado o espontáneo?

Fueron surgiendo. Me costó mucho la protagonista y escribir sus reflexiones internas, porque la mitad de la novela la integran sus pensamientos más íntimos. Para mí fue un divertimento absoluto. Un acercamiento a lo que puede ser un Dios creando. Cada personaje lleva un pedacito de mí, desde el pícaro hasta las marquesas o incluso el corrupto… aspectos que a nadie le gustaría reconocer y que no lo he puesto nunca en marcha por mi ética y moral pero que sí lo tengo dentro.

Coincido con su reflexión: cada persona en la vida real llevamos dentro de todo... ni somos totalmente buenos, ni absolutamente malos…

Somos un amasijo de cualidades y simplemente existen personas que desarrollan más unas que otras. A muchos de los personajes de Bosquesanto me gustaría dedicarles una novela entera por lo pintoresco de su personalidad.

Dentro de los personajes secundarios, ¿cuál le gustó desarrollar más?

El alcalde corrupto. Para que fuera llamativo le describí como corrupto porque si no sería un auténtico aburrimiento. Un alcalde que cumpla con sus funciones no tiene ningún interés para un lector de novela negra. Fantaseé con todas las cosas que yo haría si fuera una alcaldesa corrupta, que es algo que mi moral no me permite, pero que a través de la literatura puedo conseguir gracias a hacer volar mi imaginación.

En Bosquesanto además trata otras temáticas que reflejan su empatía y sentido de conciencia hacia el medio ambiente y la sostenibilidad. Como co-directora junto con Blanca Coladas, su madre, de uno de los pazos más bonitos que existen en Pontevedra, el Pazo de la Saleta, sí me gustaría que nos explicara este compromiso del escritor con su entorno…

Como residente en el campo, me sorprende mucho que la gente del rural contamine. Es una de las críticas que realizo. Lo puse en conocimiento del ayuntamiento y me dijeron que a los niños se les inculcaba esa educación, pero sigo viendo basura… latas de cerveza, cajetillas de tabaco… necesitaríamos educar a los padres.

También la mentalidad de los pueblos diferente a ciudades como Madrid, donde ha vivido media vida… donde todo parece providencial… y todo ocurre por designio divino… que es algo también muy gallego… Puede parecernos normal en Galicia, pero no lo es en el resto de España…

Particularmente creo que tenemos el destino y la fecha de caducidad prefijada. He reflejado esa creencia en la providencia divina porque además es muy común en los pueblos, especialmente en la gente mayor. La gente joven ya no va tanto a misa. Eso sí, sus hijos cumplen con los sacramentos, aunque sin demasiado compromiso.

En Bosquesanto, la literatura está presente… ¿Qué autores le han influido?

Me marcó mucho Cumbres Borrascosas de Emily Brönte, por ese ambiente claustrofóbico, violento y del que no quería salir. Te fascina, te atrapa. Luego con 20 años leí Cien años de soledad, de García Márquez, y como rococó que soy, me encantan las novelas con una gran cantidad y variedad de personajes, muy diferentes entre ellos. No me gusta lo lineal, lo limpio, me siento mejor con lo enrevesado. Los autores hispanoamericanos del Realismo Mágico me fascinan, como Juan Rulfo con su Pedro Páramo.

Nos reímos con estas influencias. Ambas coincidimos con la victoriana Emily Brontë, pero no con el realismo mágico, que Silvia Rodríguez Coladas quiso dejar plasmado en un capítulo en su novela con una sesión de espiritismo de la que no contamos nada más para que los lectores de Diario Marín profundicen en las páginas de Bosquesanto.

Entre sus futuros proyectos destacan una obra de autoayuda conectada con la experiencia de vivir en un jardín botánico, una novela de vampiros que se inicia en un momento histórico real de Galicia y la creación de La Cabaña de Bosquesanto. «La he diseñado por si alguien quiere pasar tiempo en el lugar donde se inspiró y gestó Bosquesanto. De esta manera, podrán dormir en el concepto tradicional de cabaña, de aislamiento dentro de un jardín, de reflexión y comunión con el entorno natural». Ojalá lo consiga todo y los premios merecidos, también.

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