Hace dieciocho años que Mor llegó a Galicia, y hace cuatro años que empezó a vender las cestas de hierba seca y plástico reciclado que confeccionaban en Senegal. Ahora ya cuenta con un establecimiento en la calle Urzaiz, 89 de Vigo «Talla Telas África» que se ha convertido en un negocio rentable gracias a que los productos realizados por él mismo. «No buscamos obtener mucho beneficio pero sí intercambiar nuestra cultura senegalesa con los demás y ayudar a una asociación para fundir la cultura africana con la gallega», explica Mor.
Por el rico aroma que desprenden sus cestas de hierba se puede confirmar lo que él ratifica que “aportan muy buena energía a una casa». Asegura que no cambiaría Galicia ni por un millón de euros, se quedaría siempre en su casa de alquiler sin ninguna duda. «Para mí los gallegos son muy parecidos a los senegaleses. Se trata de una población que emigró muchísimo y en eso somos muy similares», añade. Actualmente, está pensando en realizar cursillos para confeccionar las cestas senegalesas.
Desde A Coruña
Como Mor, muchos artesanos de Galicia se han dado cita en el Día de Galicia en Marín en la Alameda de Rosalía de Castro. Entre ellos también se encuentra los propietarios de la marca «Me caigo muerta» de A Coruña, dedicada a confeccionar diarios, agendas con muñecas boudoir, gatitos y resina y un poquito de bisutería. «Llevamos ya siete años acudiendo a ferias y aunque no he dejado mi trabajo, tengo que decir que me encanta ser emprendedor, producir en casa y acudir a las ferias de artesanía para completar la economía familiar», explica Brais Bazarra Peréz.
Para Galatea Alonso Gil, joyera, con su firma en castellano El Planeta de los Sueños, se dedica a productos de joyería pero también desde la pandemia a productos relacionados con el bienestar. «Desde champús, cremas para los dolores, para las manos. Son cremas para dolores musculares y está comprobado que son muy buenas para los brotes de soriasis. Sufro de esta enfermedad y cuando tengo un brote es lo primero que me doy y las traigo desde Polonia».
Dentro de la artesanía no faltaron los colores de las pañoletas tradicionales del traje regional, ni tampoco los puestos de madera maciza, cristalería, telas, cerámica, cuero. Ayer, en Marín, se podía encontrar cualquier cosa que se necesitara.