Ahorrar es responsabilidad de cada persona y ahorrar con un horizonte de largo plazo es una receta que da grandes satisfacciones. Uno hace un esfuerzo diario para meter en la hucha aquello que no necesita gastar.
Uno mete en esa cuenta corriente, en ese plan de pensiones, depósito o fondo de inversión esfuerzo, rutina e ilusión porque sueña con un futuro: la jubilación, la casa en la playa, la universidad de los hijos, ese gran viaje a un lugar lejano…
Clave es el objetivo de tu ahorro y también el plazo: no es lo mismo ahorrar pensando en los próximos 5 años, que en los próximos 15 ¡el tiempo siempre juega a favor!
No necesitas ni un gran patrimonio, ni casarte con un producto de inversión. Se trata de empezar desde cero y dar pequeños pasos en el camino de la educación financiera y del ahorro periódico y constante.
La disciplina y el largo plazo
La disciplina y el largo plazo rentan: no hay secretos ni fórmulas mágicas ¡o sí!, la bendita magia del interés compuesto: cuanto antes empieces con ese ahorro más plusvalías le podrás sacar si tus luces son de largo alcance.
¿Lo más importante? Asume tu responsabilidad, coge las riendas de tu futuro en este presente y no concibas el ahorro como un castigo ni como un sacrificio, concíbelo como un ejercicio de rutina y disciplina con premio seguro en unos años. El ahorro es una carrera de fondo.