Monchi Moledo decidió no depender de jefes y emprender su propio negocio en el año 2016, dos años antes de la Gran Crisis de 2018, en el mismo casco histórico de Marín montando una coqueta tienda de moda, que denominó Toscana. Desde aquel momento, tuvo claro que lanzarse a abrir un negocio que no se sabe cómo va a evolucionar requiere mucho coraje. “La valentía siempre tiene que ganar al miedo en el emprendimiento”, afirma, aunque reconoce no sentirse una mujer atrevida.
¿Por qué decidiste inclinarte por la moda?
Mochi Moledo: Porque era lo que más me gustaba. Quería poner un negocio y dedicarme a algo que me llenara. Que me impulsara a levantarme todos los días. Vivir para trabajar y no trabajar para vivir, aunque suene a tópico.
¿Y dónde buscó la financiación para empezar: subvenciones, ayudas, ahorros, financiación bancaria…?
Monchi Moledo: Realmente aposté todos mis ahorros y arriesgué pero con un resultado satisfactorio.
¿Qué le resultó lo más complicado?
Monchi Moledo: Sin duda, encontrar un local que cumpliera todos los requisitos que necesitaba. Quería estar muy céntrica. Para mí era algo primordial. Al final, encontré este local pequeñito pero con el que estoy contenta.
¿Y por qué decidió Marín?
Monchi Moledo: Soy de aquí y mi familia es de aquí; y a mí me gusta mucho Marín.
El estilo de su tienda resulta muy diferente. ¿Donde encontró a los proveedores?
Monchi Moledo: Dediqué mucho tiempo a viajar, a conocer estilos diferentes. Buscaba ropa que no pudieras encontrar en otros sitios para vestir de modo diferente.
¿Como definiría el estilo de su tienda?
Monchi Moledo: Más bohemio, casual, elegante y fresco.
Sin embargo, no se ha quedado exclusivamente en la ropa, sino que ha innovado con accesorios, zapatillas, etc..
Monchi Moledo: Sí ha sido una evolución que me fueron requiriendo las propias clientas solicitándome bolsos, accesorios, zapatillas… pero no voy a entrar en ampliar el negocio a hombres. Ahí te digo un “no” rotundo. Lo que sí tengo una espinita clavada en buscar un lugar más grande en el centro, que espero que algún día pueda materializar cuando se me presente la oportunidad.
Mientras llega ese momento, Monchi agradece el impulso que desde el primer día obtuvo de su clientela, a quien califica de «muy fiel», especialmente de Marín, aunque cada vez se acercan más gente de fuera. Gracias a eso ha aprendido a confiar más en un proyecto que lleva con un gusto exquisito y un tacto singular para quienes desean sorprender con algo distinto. Desde Diario Marín le instamos a continuar con ese buen ojo en la selección de prendas y el asesoramiento sincero que ofrece a sus clientas, más como una personal shopper que como vendedora, buscando siempre la satisfacción de quienes han formado su mundo alrededor de esa pequeña Toscana Marinense. Seguiremos su pista.