Tanto si te quejas, como si estás en la media o te sobra, el salario suele ser considerado un tema de mal gusto para conversar. A veces, ni con la pareja, ni entre hermanos y mucho menos con amigos o compañeros de trabajo. A los españoles no nos gusta tratar el tema del dinero.
«¿Y, tú, cuánto ganas…?» Si quieres ganarte un enemigo de por vida, haz esta pregunta al azar y verás lo poco que tardas en ponerte a alguien en contra. A diferencia de otros países, donde hablar del dinero forma parte del día a día, en España se considera un asunto soez y de poca educación.
Y es que como explica Silvia Resa López, Coach del gabinete Diga-coaching, “a los españoles no nos gusta tratar el tema del dinero, no tenemos esa cultura, quizás por nuestro carácter, retratado en el refranero; tanto tienes, tanto vales, o simplemente porque nos molesta abarcar este asunto”, apunta mientras se confiesa cauta a la hora de tratar este tema en público.
Tanta reticencia nos aleja de la cultura anglosajona, donde una de sus más ilustres escritoras, Jane Austen se pasaba el día escribiendo novelas sobre la renta anual de sus personajes masculinos, como la de Mr Darcy de diez mil libras al año, lo que según la BBC hoy equivaldría a diez millones de libras (Orgullo y Perjuicio) con absoluta normalidad. Con la misma alegría que hablaba de la gallardía, se refería a su dinero y eso son siglos de ventaja respecto al sentir español. ¿Pero por qué tanto reparo, tantos prejuicios?
Celos o envidia
“Los celos o la envidia es el deporte nacional. Nos pasamos el día comparándonos; si uno cobra poco, puede creerse que somos unos pardillos y si es mucho, nos prestamos a ser juzgados”, añade Resa.
En opinión de Sheila Platero Aunion, Coach y Consultora de Transición de Carreras en Randstad, “existe tanto pudor porque el salario siempre ha sido sinónimo de estatus social por lo que siempre tenemos miedo al que dirán. Resulta difícil hablar de ello porque conlleva muchas cuestiones relacionadas: posición que ocupas en una compañía, poder, éxito, prestigio, inteligencia”.
Además, “están los celos o la envidia”, que como señala Silvia Resa, “es el deporte nacional. Nos pasamos el día comparándonos; si uno cobra poco teme dar la impresión de ser un pardill y si ganamucho puede prestarse a que los demás juzguen su formación, posición y aptitudes”.
Peor entre familiares
Y, contrariamente a lo que podamos creer, la confianza o la cercanía con familiares acrecienta esadificultad de comentar los sueldos, según la Coach de Diga-Coaching, porque “cuanto más cariño existe, menos nos gusta revelar nuestrosingresos por temor a dañar la sensibilidad de nuestra pareja, hermano o íntimo amigo o simplemente por miedo a que nos echen de la tribu o nos dejen de querer”.
Incluso, en el entorno laboral, donde debería resultar sencillo negociar cantidades, no lo es. Como asegura Platero Aunión, “es una de las cuestiones que más incertidumbre genera en el candidato. Sin embargo, es una cuestión de actitud y de empoderamiento en la comunicación para mostrar la valía del perfil aun corriendo el riesgo de ser descartado por el camino”.
En cualquier caso, esta Coach se pregunta que si el salario seguirá estando en el lado de lo invisible o si la mayor transparencia en las empresas, con la publicación de categorías mínimas salariales en las páginas web, redundará en normalizar este asunto… ¿qué pasará cuando se haga más visible? ¿habrá más brecha salarial…? Ahí lo dejamos para otro artículo.