POR ANA REY
Galicia fue motivo de inspiración para artistas, fotógrafos y escritores. Muchas de las obras que recrean sus paisajes, sus costumbres y su historia tuvieron gran difusión y traspasaron fronteras.
Con ocasión del centenario de Sorolla, me ha venido a la memoria una de sus pinturas en que recrea la fiesta más singular de la tradición gallega: la romería. El origen de la escena representada tiene su narrativa: en la vida de Joaquín Sorolla, surgió una situación inesperada que le lleva a realizar una enorme obra por encargo de la «Hispanic Society».
La Romería es el título de uno de los catorce lienzos que el artista pintó para la sede de esta entidad en Nueva York y que conforman la llamada «Visión de España». La intención de este encargo era mostrar un friso de las regiones del país en que se recogieran las principales tradiciones de la Península Ibérica. La institución, fundada por el millonario Hungtington, nacía con la misión de fomentar la lengua, literatura y arte de España y Portugal en los Estados Unidos.
Sorolla comenzó a realizar la serie en 1912, y estuvo durante toda la década trabajando en este ambicioso proyecto. El pintor pasó gran parte del año realizando bocetos de diferentes trajes típicos españoles, y documentándose para lo que se iba a convertir en el encargo más importante de su carrera. La serie recrea los ambientes populares de las regiones españolas. Sorolla viajó incansablemente por toda España en busca de la luz, de la naturaleza y de las gentes. Buscaba lo auténtico y más representativo del carácter español, que entonces se encontraba en el ámbito rural donde se mantenían aún intactas las costumbres y tradiciones.
El lienzo dedicado a Galicia titulado, «La romería», realizado en el jardín del Pazo de Vista Alegre en Vilagarcia de Arousa, muestra las características de la técnica del artista: pintura al aire libre, con la luz que atraviesa las ramas de un castaño iluminando la escena y, en especial las vestimentas blancas del primer plano. Representa el verdor del paisaje gallego que inunda el cuadro y el azul del mar al fondo; describe el traje regional cuya vigencia dura a través del tiempo.
El olvido de la Galicia costera
Sin embargo, desde el punto de vista del tema, podríamos decir que Sorolla funde dos motivos con entidad propia, dos realidades diferentes y los convierte en simultáneas bajo el título de «La romería». No diferencia la romería gallega de la feria. Lo mezcla todo cayendo en el tópico y se olvida de la Galicia costera cuya actividad marinera es tan importante para los gallegos como la agricultura y la ganadería. Y más teniendo en cuenta la fascinación que el artista sentía por el mar. La presencia de los animales ocupa una parte importante del cuadro. Son animales distintivos del paisaje gallego y su presencia era fundamental en la economía de Galicia de principios del siglo XX, pero no se llevaban a las romerías en las que lo importante era el disfrute y no el negocio.
Evocar a Sorolla es imaginar al artista buscando reflejos de luz en el agua, en los vaporosos vestidos de sus figuras, en la piel mojada de los niños jugando en el mar. Colores blancos, naranjas, amarillos tenues, el verde de los jardines o el azul intenso del mar. Pinceladas yuxtapuestas que, en la distancia, ofrecen una impresión real.
Paisajes, costumbres, oficios, retratos, son los motivos que recorren sus lienzos. Unas veces se deleita con imágenes preciosistas en las que por encima de todo busca la belleza.
Otras, pinta obras de denuncia social, fragmentos de la dureza de un oficio o de la crueldad de la vida. Y en todas se percibe su sensibilidad al plasmar cada imagen.
Su obra se puede incluir en el Impresionismo, movimiento artístico que rompe con las normas académicas e inicia un nuevo tiempo en la actividad artística, haciendo de la pintura al aire libre, las manchas de color, la luz y la captación del instante fugaz, alguno de sus principios técnicos. A partir de entonces, la pintura alcanza un gran impulso y evoluciona haciendo que la materia prima pictórica ocupe un primer plano creando un arte ensimismado. Todo ello hace de Sorolla uno de los artistas que abrió caminos hacia la modernidad.
“La romería”, 1915
Óleo/lienzo, 351 x 300 cm
The Hispanic Society of America. Nueva York, EEUU.