El comienzo de Nada de Carmen Laforet describe una Barcelona hostil, fría, que muchas personas sienten cuando acuden, solos, sin familia, a trabajar a una ciudad foránea. A esa llegada a la ciudad condal en medio del frío y la oscuridad, Carmen Laforet acompañó a Andrea, la protagonista, con una descripción desangelada: «Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había anunciado, y no me esperaba nadie», así empieza la novela de Laforet.
La gran Laforet (Barcelona, 1921-2004) ganaba la primera edición del Nadal con esa maravillosa apertura. Tenía sólo 23 años. La autora había conseguido retratar de manera sencilla y acertada la imagen premonitoria de la soledad. De las expectativas que, al final, quedan en nada. Vagas ilusiones, si acaso.
La vivienda de Aribau
Al igual que Andrea otros muchos también arrastran exhaustos su pasado y pertenencias hacia un nuevo hogar. «Mi equipaje era un maletón muy pesado –porque estaba casi lleno de libros- y lo llevaba yo misma con toda la fuerza de mi juventud y de mi ansiosa expectación», explica el personaje de “Nada”.
Cuando Andrea llega a la calle Aribau a la casa de su familia paterna le esperaba «una única y débil bombilla que quedaba sujeta a uno de los brazos de la lámpara, magnífica y sucia de telerañas, que colgaba del techo».
Aceptación de la vida
Los días de lluvia que Andrea siente como una purificación, como algunos críticos señalan, se convierten en males menores dentro de todos los tormentos que tiene que padecer Andrea con sus familiares y amigos.
Igual que asume la loca historia de sus tíos paternos, Angustias, Román y Juan, y de su abuela, acepta también las gotas desapacibles que la mojan y, sin rechistar, normaliza la distancia de su mejor amiga Ena y la cobardía de su pretendiente. Tanta expectación, para Nada, podría resumirse. Pero aunque ella no lo sepa, le quedará mucho.
La estancia de Andrea en aquella Barcelona de posguerra, sucia y miserable se prolongara durante un año pero serán sus edificios y gentes anónimas los que la arropen como una madre. El cobijo del Barrio Gótico, del Borne, de la Barceloneta o del Barrio de Gracia la protegerán.
¡Una de mis novelas favoritas! Es una joya❤️