Lola Fernández
Sabela Senn Lozoya (Pontevedra, 1992), violinista, escritora, profesora de Conservatorio, cuenta con una infancia melodiosa, forjada a ritmo de notas musicales. «No hubo un momento a lo largo de mi vida sin música, dado que mi padre ya cantaba en coros de manera aficionada», explica a Diario Marín. «Cuando cumplí tres años me apuntaron a música, luego el violín vino más tarde, pero ya no tuve que escoger carrera universitaria», añade.
Tras realizar los estudios de violinista en el Conservatorio Manuel Quiroga de Pontevedra, decidió cursar el Máster de Musicoterapia y descartar psicología o magisterio, que también le atraían, porque en su ser confiesa que siempre ha querido desarrollar una labor relacionada con personas para «ayudar» y «sanar». Advierte que prefiere esos verbos antes que «curar» por las connotaciones positivas que implican.
De ahí a aprobar la oposición en 2019 e ingresar como funcionaria y profesora del Lenguaje Musical en el Conservatorio en A Coruña. Después retornó a su Pontevedra natal para vivir a caballo entre ambas ciudades gallegas y escribir su primera novela después de participar en dos libros de relatos colectivos: Esa fina línea escrito en la obra «Desamor. La tribu de los corazones rotos» (Libros Indie, Diciembre 2022) y La máxima expresión de amor en «Seis caminos de diversidad funcional» (Editorial Isthar, Abril 2023).
¿Por qué se inclinó por la musicoterapia?
Sabela Senn Lozoya: Por la necesidad que yo tenía por saber algo sobre los trabajos con personas. Era una forma de unir la música con la terapia e intentar mejorar la vida de la gente. Tenía la idea equivocada, como me supongo que mucha gente, de que la musicoterapia sólo servía para un determinado tipo de pacientes y pensaba que era sobre todo para niños con diversidad funcional y resulta que no. Había gente que hacía sus prácticas en oncología infantil, con pacientes de salud mental, con personas mayores y lo único que se necesitaba es que esas personas tuvieran un contacto especial con la música. Si no les gusta la música resulta difícil trabajar, aunque lo cierto es que la música puede mejorar la vida de cualquier persona.
¿Y a quienes prefieren el silencio, como yo?
Sabela Senn Lozoya: El silencio es otro tipo de música. Entiendo muy bien lo que dices porque hay gente que no puede caminar sin música porque el silencio le incomoda y a mí no. Valoro muchísimo el silencio o los sonidos que te llevan a tu historia sonora. Hay un concepto que manejamos en musicoterapia para conocer a la gente que es justamente ése: la historia sonora. Toda persona tiene una historia sonora, no sólo representada en canciones, sino el ruido de las olas o la caída de la lluvia si has vivido o nacido en Galicia. Eso es muy bonito, lo importante es utilizar la música que existe porque puedes encontrar música en todas las partes.
¿Cómo la música puede ejercer ese poder sanador en las personas que tienen problemas?
Sabela Senn Lozoya: Dentro de la musicoterapia hay especialidades, por ejemplo, quien se dedica a trabajar con música pregrabada. Se ha estudiado como algunas partituras de Mozart o de clásicos que influyen en el estado de ánimo de una manera en concreto. Sin embargo, en general, en musicoterapia trabajamos improvisando con los instrumentos. Tocamos música que surge en el momento. Por ejemplo, para que lo entendamos mejor, recuerdo una compañera que trabajaba con una persona que le molestaba mucho el ruido de los pájaros picoteando contra el cristal, entonces ella intentó imitar el ruido de los pájaros y cambiar poco a poco a una música más suave, más agradable y que se relajara, cambiara su estado de ansiedad por uno de calma y paz. Y lo consiguió.
En su relato «La máxima expresión del amor» del libro colectivo «Seis caminos de diversidad funcional» trata del espectro autista…
Sabela Senn Lozoya: Sí, trabajé el tema de la ansiedad en niños con ese problema. Para ayudarles, utilizaba el piano. Al principio seguía el ritmo de sus pulsaciones para ir bajándolas… eso mezclado con otras cosas, la palabra, ayudaba a rebajar ese estado nervioso. Y es que la música tiene un potencial increíble y si se observa todo el proceso resulta muy bonito.
¿A ello se dedica profesionalmente?
Sabela Senn Lozoya: Sí. Sólo hay tres centros en España que abarcan programas de necesidades especiales y tuve la suerte de que uno fuera el Conservatorio de A Coruña y el honor de dedicarme íntegramente al programa experimental de la Xunta. Creamos una asignatura relacionada con «Tocar en grupo». Preparar cada partitura para las necesidades de cada niño en especial resulta muy satisfactorio. En los conciertos se genera mucha felicidad, se llora y al mismo tiempo, se es muy feliz.
Dígame cómo se inició en la escritura, ¿cómo surgió?
Sabela Senn Lozoya: Ambos son libros de relatos colectivos y solidarios. En «Desamor» escribimos 15 autores. Cuando surgió ese interés por la escritura estaba pasando una época muy mala en mi vida y decidí que algo tenía que cambiar hasta el punto de que lo transformé todo. Me vine a Pontevedra a vivir y me apunté al curso de escritura digital de Roger Domingo (Método Mapea) y allí conocí a un montón de gente. El valor más grande del curso fue conocer a gente con inquietudes diversas y complementarias, que me encantó. Formamos un grupo para escribir del desamor y así surgió el libro. La primera chica del relato es una de las primeras víctimas de violencia de género. Son relatos fuertes.
Y para cuándo su libro como única autora…
Sabela Senn Lozoya: Estoy escribiendo mi primera novela, y yo que he sido tan eficiente para todo, me he dado cuenta de que voy muy lenta escribiendo. En mi novela, siempre está presente la música, y siempre estoy yo, es lo que se suele conocer como el sello del artista. En mis otros dos libros de una forma muy clara, y en esta novela, más de una manera subyacente.
¿De qué trata la novela?
Sabela Senn Lozoya: La trama gira en torno a un personaje histórico, una mujer que ejerce como artista musical. Me he reflejado mucho en esta persona. La época es distinta a mi tiempo, pero trata de temas que he sentido, de sus sentimientos, de cómo se relaciona con el mundo… Ahora me paso el día leyendo, e intento dar verosimilitud a la novela… No sé qué cosas hay que hacer para que una novela sea verosímil, pero tengo muchos ejemplos de novelas que lo son y voy leyéndolas y aprendiendo de ellas, porque creo que aunque sea literatura fantástica tiene que ser verosímil. Espero poder publicarla con suerte en 2024.
Desde Diario Marín, le animamos a hacer sus sueños realidad y lograrlo. Le emplazamos a una nueva entrevista para cuando haya terminado la novela, ansiosos de leer esa historia y poder aprender de ella. A veces, la gente especial se encuentra realizando una entrevista, así que muchas gracias por visitarnos en Marín.
Fotografía: Chema Lozoya Pérez
