«Una pequeña isla en la Ría de Marín, llamada de Tambo, a pinar, con algunos malos edificios en ella», fue la definición que Eugenio Montero Ríos ofreció en el testamento de ese bien, que sus herederos vendieron al Estado Español por una peseta. Desde 1939 y hasta 1943 quedó adscrita a la Escuela Naval Militar de Marín. En 2002 dejaría de tener actividad militar, pero siguió siendo visitada hasta 2010 por patrullas militares como zona de recreo.
Durante todo ese tiempo y hasta el pasado mes de agosto de 2022, la Isla de Tambo ha permanecido oculta a los ojos de los visitantes. A diferencia de sus hermanas mayores, Islas Cíes y Ons, pocos conocían su hermosa playa de arena blanca (Playa Area da Illa), provocada por el cuarzo y aguas cristalinas, a excepción de las familias de los altos mandos o los soldados rasos que penaban castigados, adecentando el lugar. Su vida, en el medio de la Ría de Marín y Pontevedra, a mitad de camino entre Combarro y la villa marinense, quedó escondida, desconocida hasta que hace un año, justo en el mes de agosto, la volvieron a revivir con visitas guiadas desde Combarro.
¿Pero qué secretos guarda Tambo? ¿Qué es lo que oculta? ¿Qué va a poder ver el visitante que se acerque al lugar? Echemos una mirada a su interior, porque lejos de lo que uno al principio puede creer la Isla de Tambo conserva vestigios de un pasado esplendoroso, que merecen la pena destacar.
Lo primero que llama la atención es su redondez que se puede divisar perfectamente desde el Paseo Marítimo de Marín: tiene 80 metros de latitud, 2,5 kilómetros de perímetro y 28 hectáreas. Su vegetación está compuesta por matorral y algún que otro roble, aunque desgraciadamente más del 90% de su extensión lo ocupan eucaliptos y acacias. En su orografía se forman varios tipos de dunas, como la Duna Rampante y la Duna Fósil, en parte sumergida en el Océano y en parte en la superficie de arena compacta.
El corsario Francis Drake
Los primeros habitantes de esta Isla como ocurre también con Marín fueron los monjes benedictinos. En el siglo VI d. C. San Fructuoso, fundador del Monasterio de Poio, se hace con el lugar y construye la Capilla de San Miguel, que posteriormente será destruida por el corsario inglés Francis Drake (personaje histórico que sirvió como inspiración para crear a Jack Sparrow en Piratas del Caribe). En los siglos XI y XII será Doña Urraca quien la adquiera y ceda una parte al Monasterio de Poio.
En el siglo XVI, fecha en la que se funda el Priorato de Santa María Gracia, la Isla de Tambo será asaltada por el corsario Francis Drake para obtener los bienes que se hallaran en ella en favor de Elizabeth I (a diferencia de los piratas que iban por libre, los corsarios contaban con el apoyo gubernamental hasta el punto de recibir el título de Sir). Será más o menos en 1585 al mismo tiempo del asalto de Vigo y Baiona. Años después lo intentaría con A Coruña, hasta darse de bruces con la heroica María Pita.
Lazareto de Tambo
El Lazareto de Tambo, sin embargo, resulta junto con el polvorín de guerra, dos de los edificios más impresionantes de la Isla, reminiscentes de su pasado histórico. El sanatorio, hoy entre malezas, estuvo abierto desde 1865 hasta 1879. La construcción de esta singular edificación permitió alojar a los visitantes de otras tierras mientras estaban en cuarentena hasta que la gran competencia de otros lazaretos, como el de San Simón y de la Isla de San Xulián (Arosa), le cedieron el testigo. En la ley de 1866, Tambo aparece como lazareto sucio en la Orden del 13 de septiembre de 1879.
Por todo ello, Marín y Pontevedra, que defendieron su existencia, acuerdan aportar 1.000 y 5.000 pesetas, respectivamente para la permanencia del lazareto que atraía mucho interés económico pero también exigía una inversión del gobierno municipal de Marín, algo que finalmente acabó convirtiéndose en un lastre para las cuentas municipales.
A eso se le sumaron las enfermedades, como la fiebre amarilla o el cólera que obligó a la población a mirar más allá. Como curiosidad, cada enfermo tenía una cama debajo de un gran ventanal que servía de ventilación natural, y para ser médico allí, los candidatos debían conocer, al menos, cinco idiomas para poder comunicarse con los enfermos de otros países.
La época de Montero Ríos y el polvorín
Con la Desamortización de Medizábal los bienes eclesiásticos pasan a ser propiedad del Estado tras un gran litigio entre labriegos e Iglesia, terminando con la venta de la propiedad a Eugenio Montero Ríos, que al ser abogado suele reclamar como pago a sus servicios los terrenos en disputa (algo parecido pasó para ganar el Pazo de Lourizán).
Allí Montero Ríos intenta construir un vivero industrial para cultivar ostras y marisco y de ahí la presencia de este especie de muelle construido con grandes piedras, que finalmente se utilizaría como embarcadero familiar al constatar la escasa producción de la ría, pese a su excelente calidad.
Finalmente, los herederos del ilustre político gallego la cederían al Gobierno español por una simbólica peseta. Después llegarían los militares y construirían allí un bunker-polvorín con rejas que hoy puede visitarse vacío así como un cuartel que se mantiene intacto con sus radiadores para el invierno.
En la visita que merece mucho la pena para conocer el pasado de la ría, no obstante, se debe tener en cuenta que la Isla no posee servicios médicos ni tampoco urinarios ni ningún lugar para abastecerse de agua, por lo que se recomienda llevar agua y un calzado muy cómodo. La duración la excursión es de una mañana completa, llegando al puerto de Combarro a las 14:00 horas aproximadamente para evitar realizar reservas de restaurantes antes. Para más información de visitas y condiciones, consultar:
Es muy agradable conocer el pasado y la historia de lo que nos rodea cuando se cuenta de una forma tan clara y sencilla. Gracias por ilustrarnos.
Estoy maravillada con lo que he leído sobre la Isla de Tambo.
Gracias por una información tan documentada y completa.