Los dimes y diretes entre populares y socialistas del Concello de Marín, vertidos en los medios de comunicación como batalla campal, se han convertido en la comidilla del vecindario. No hay día que unos y otros no salgan con un nuevo argumento para convencer a los electores pese a los casi cuatro años que quedan para convocar nuevas Elecciones Municipales. Las últimas, recuérdelo, fueron el pasado 28 de Mayo y María Ramallo volvió a obtener mayoría absoluta con 12 concejales, por cuarta vez consecutiva.
Sin embargo, ésta no va a ser una legislatura apacible como la de otros años. Ni mucho menos. Todo comenzaba el pasado miércoles, cuando a la cancha se subía una nota de prensa lanzada por el gabinete de prensa del ayuntamiento anunciando y explicando la subida de impuestos para 2024 del 5,45% en el Impuesto de Bienes Inmuebles, que afectará a los propietarios de vivienda, y del 3,45% del IVTM, que golpeará a las economías de los que tienen un vehículo.
En la información, el concejal de Hacienda, Manuel Santos, aclaraba que «la situación económica actual les impedía seguir con la política de congelación de impuestos y tasas, que llevamos aplicando 16 años». Hasta ahí, todo correcto. Añadía, además, que el consistorio había incrementado en 700.000 euros anuales el suministro eléctrico, 200.000 euros por el Servicio de Ayuda al Hogar y consideraba que entre un 30% o 40% iba a pagar más por todo lo relacionado con el abastecimiento, saneamiento, limpieza viaria, desbroces, servicios de playas, mantenimiento de instalaciones municipales, energía y carburantes, así como mano de obra.
A esta explicación, Santos unía también la descontrolada inflación que ya padecemos el resto de compatriotas y enviaba a los medios un cuadro en el que se podía testar lo recaudado por el IBI en Marín 2,7 millones frente a otras poblaciones cercanas, como los 3,3 millones de euros en Poio o los 3 millones en O Grove, con menos habitantes que Marín.
Respuesta de los socialistas
La respuesta no se dejó esperar. Al día siguiente, el portavoz socialista en el Concello de Marín, Manuel Pazos Lamoso, como oposición que es con cinco concejales, no se quedaba callado y afeaba a la Alcaldesa, María Ramallo, la estrategia de practicar una de las mayores subidas de impuestos de la historia de Marín. Para cargar un poco más las tintas, Pazos Lamoso volvía a hacer referencia a las obras del Auditorio que habían incrementado su coste de 2 a 5,8 millones de euros, a la piscina de agua salada en proyección o la reforma terminada del Paseo Alcalde Blanco, así como el vial de las playas.
A esa argumentación, sumo otra dos más, refiriéndose a «una política electoralista y partidista de no tocar los impuestos hasta pasar las elecciones municipales, provocando un desfase entre ingresos y gastos», mencionando también los 125.000 euros que costó una actuación que no pudo realizarse por las malas condiciones meteorológicas cuando la proyección de cobro del nuevo IBI ascenderá a 148.000 euros.
Siguiente ring: Tribuna
Ante eso, el concejal de Hacienda, no se privó y respondió con una herramienta extraña: una Tribuna. La lanzaba el viernes 6 de octubre a todos los medios de comunicación como si fuera una nota de prensa, cuando las tribunas (al menos, así ocurre en los grandes medios de comunicación españoles Prisa, Vocento, Unidad Editorial) se negocian una a una con cada medio.
La Tribuna del Concejal de Hacienda, Manuel Santos, lejos de pacificar la situación hacia mención ya en el titular a lo poco riguroso que había sido su contrincante socialista, «Un poco de rigor», titulaba. En su opinión (las Tribunas son siempre opinión, no información), consideraba que una subida de impuestos suponía algo serio «y no una concatenación absurda de argumentos que nada tienen que ver con la realidad, como los que despliega el señor Pazos Lamoso, portavoz del Partido Socialista en un comunicado público».
Similar a las sutiles indirectas entre Góngora y Quevedo (acuérdense del verso de Quevedo «Era un hombre a una nariz pegado» para referirse a su contrincante), o de las que protagonizaron Arturo Pérez Reverte y Javier Marías hasta que se hicieron íntimos, Santos utilizaban la ironía para referirse al socialista, aclarando que en ningún momento fueron 2 millones la cifra de partida para el Auditorio y defendiéndose de que «sin gestión, sin trabajo, sin estabilidad financiera y sin visión y estrategia política no se habrían conseguido los fondos de Marín Dusi, ni los fondos Next Generation, ni los fondos del Plan de Sostenibilidad Turística ni los convenios con administraciones como la Xunta de Galicia o la Diputación de Pontevedra». Es cierto y el golpe parecía duro, hasta que su adversario decidió golpear donde más dolía. No quedaba otra: las subidas de ingresos.
Asalto final: ingresos
El asalto final el mismo sábado con una nota de prensa de Manuel Pazos que atacaba con los incrementos salariales. Recordando de nuevo que el Concejal del Rural ha pasado de cobrar 33.000 euros a cerca de 50.000 euros, el puesto de responsable de prensa a 41.000 euros más que el Alcalde de Poio, y volvió a mencionar los más de 100.000 euros de la Alcaldesa (62.906 euros por la alcaldía, 38.000 euros en la Diputación y como consejera de la Autoridad Portuaria). Con una frase que esta cronista quiere destacar porque también es cierta: «Vaya por delante que todo lo que han hecho es legal y que tienen la mayoría absoluta necesaria para decidir y aprobarse dichas subidas, sin embargo, creemos que los demás también estamos en nuestro derecho de criticar que se trata de una medida muy poco estética y muy poco ética».
Y hasta aquí el gran culebrón del «veroño». Unos gobiernan respaldados por una mayoría absoluta, otros hacen oposición como corresponden a no haber podido formar gobierno, y los demás, miramos o escribimos. Cada uno en su papel. ¡Será el calentamiento del planeta!