Veroño en Portocelo

Las hojas secas inundan las aceras del paseo de las playas. Portocelo convive con los últimos bañistas y los primeros signos del otoño.
8 de octubre de 2023

El paisaje llama la atención. A un lado las hojas secas desparramadas en la acera del paseo esperando las tradicionales lluvias de este tiempo que las empape, al otro los marinenses y turistas bañándose y tomando los últimos rayos de sol. Es sábado 7 de octubre y el termómetro marca los 29,1 grados, un calor insoportable que provoca que la mayoría de las personas que están tomando el sol se tengan que acercar a la orilla a refrescarse e incluso nadar unos metros. Sólo el agua de esta Ría, del Atlántico, tiene el poder sanador de hacer renacer a una.

La Playa de Portocelo de Marín no es ajena al otoño. Los árboles que rodean el arenal empiezan a dejar caer sus hojas, indiferentes a los grados, al calor, al sol, cada uno siguiendo su naturaleza. Como plantaciones de hoja caduca, que son, van desprendiéndose de su frondosidad y pintando de colores ocres el paisaje. Marrones, dorados, rojizos y verdes contrastan con el azul del mar y el cielo, mientras los bañistas siguen con su ritual, mojándose en una agua que resulta más cálida que nunca gracias a acumular los días veraniegos de sol.

Reservas en el Bar Restaurante Portocelo

Contrasta esta escena con la imagen de los veranos, cuando los socorristas vigilan a los bañistas y cuidan de que todo está en su correcto orden, y los baños se encuentran abiertos y adecentados. Hace tiempo que acabó la temporada de verano, días en los que el habitáculo preparado para las personas con escasa movilidad se encuentra vacío, sin gente. Algún mes desde que las banderas no ondean en el mástil. Pese a ello, las sombrillas de colores siguen poblando el arenal. No se resisten a marcharse.

El Bar Restaurante Portocelo sigue con la terraza abierta y las reservas cerradas por la gran demanda de público. Comer un pollo picantón allí, con esas vistas no tiene precio. Da igual si uno tiene ya espíritu otoñal o mantiene el aire de verano. En la terraza apenas corre la brisa marina y poder contemplar el azul verdoso de las aguas refrescándose con un agua con hielo, una caña, un refresco parece un lujo paradisiaco al alcance de cualquiera. ¡Cómo preferir quedarse en casa con estas temperaturas! ¡Cómo no salir al aire libre a pasear, a contemplar la belleza de Marín!

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