Alaridos y gritos del Samaín de Marín, el más espeluznante de Galicia, congregan a miles de visitantes en torno a la muerte

1 de noviembre de 2023
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Está llamado a convertirse en el reclamo estrella del otoño en las Rías Baixas, mejor, incluso, que las Navidades de Vigo, mucho más divertido e ingenioso. Niñas muertas jugando con bebés heridos, poseídas endemoniadas buscando a su cachorro andrajoso, victorianas en carrozas portadoras de féretros, hombres plantas en mitad del bosque, el ogro chepudo, el sanatorio de locos, monjas asesinas… ataúdes, tumbas, brujas, calaveras y una decoración repleta de telarañas, luces rojas del diablo y alaridos y gritos por todo el Parque de los Sentidos, que dejaron la ambientación de la Finca de Briz no apta para cardiacos.

La vida de la ultratumba fue disfrutada ayer por miles de visitantes de Marín, Pontevedra y alrededores, que superaron las expectativas de los más optimistas. Faltan las cifras oficiales, pero por allí han pasado más de 3.000 personas, una cifra superior a la del año pasado.

Desde las 9 de la mañana, todos los concejales y voluntarios del Gobierno de María Ramallo se reunieron para decorar el Parque con telarañas.

Quizás no los reconoció, pero a buen seguro se chocaron con una damisela del siglo XIX enfundada en una capa, María Ramallo, Alcaldesa de Marín, con Cruella, la mala de los Dálmatas, Marián Sanmartín, el Cuidador del Bosque, Itziar Álvarez, o la monja asesina, Carolina Neira… busquen, busquen entre las fotos que reconocerán a alguno más…

La lluvia ofreció una tregua después de unas semanas de incenante y copiosa caída y aunque hizo acto de presencia, allá por las 19:30 horas, no resultó tan molesta ni abundante como en estos últimos días. En cualquier caso, los marinenses resistieron gracias a un espectáculo, repleto de miedo y terror, en el que no importaba mojarse un poco.

Las Asociaciones participantes mantuvieron sus puestos desde primera hora de la tarde, cuando a las 18:30 horas dio comienzo la entrada al Parque tras una cola que daba la vuelta al edificio colindante.

La entrada se llevó a cabo sin incidentes. En la puerta se encontraba una ambulancia por si se daba algún altercado y se respetaron con sumo cuidado las salidas de emergencias. Fue una tarde noche cargada de miedo, de sustos, de luces y olor a lumbre.

La actuación de los muertos vivientes, los esqueletos malabaristas y las personas de las asociaciones y comparsas (entre ellos, la Comparsa Cor Café, Comparsa Val de Lérez, Os da Caña, CD La Peña) que hicieron posible los maléficos cafés donde se servían café y crepes consiguieron su propósito: que la gente se asustara y disfrutara de la noche más maléfica y terrorífica del año.

El susto que se pegó una servidora en la carroza victoriana todavía se escucha en las inmediaciones. Todo de diez, hasta el susto.

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