Procedente del Sureste de Australia y Tasmania, el Eucaliptus globulus se introdujo en nuestra región en el siglo XIX como árbol ornamental. Pronto se apreció su gran potencial maderero y el cultivo comenzó a expandirse de forma veloz, relegando así a especies autóctonas.
De todos es sabido que en Galicia existen monumentales y bellísimos eucaliptos cuya plantación procede de épocas pasadas en las que su función se centraba en la búsqueda del placer visual para puro deleite de visitantes y propietarios de jardines; otros ejemplares, por el contrario, no tuvieron tanta suerte y fueron destinados a ocupar enormes superficies de monte, exentas de romanticismo, bajo el yugo inclemente del ánimo de lucro y la alta rentabilidad que su rápido crecimiento otorga.
No voy a abordar aquí la discusión de a favor o en contra, porque, por un lado, hoy es domingo, día de preceptivo descanso, y por otro, existe mucha leyenda negra alrededor de esta especie arbórea. Para mayor inri circula en internet un maremágnum de estudios sobre sus efectos en el suelo con resultados tan dispares que, les aseguro, es imposible decidirse por el grupo de defensores o detractores con una base sólida que sustente la elección.
El caso es que convive con nosotros y sus propiedades medicinales son dignas de ser aprovechadas y tenidas muy en cuenta. Les recuerdo, no obstante, que lo natural también viene cargado de contraindicaciones y las dosis que apliquemos son fundamentales para desarrollar su valor curativo o, por el contrario, envenenarnos. Recuerden: todo en exceso es malo, ¡hasta beber agua! Ya les contaré algún día…
Los vahos con hojas de eucalipto que nuestras abuelas y madres hacían y, ahora, ponemos en práctica nosotros cuando tenemos las vías nasales taponadas y respiramos a duras penas, constituyen el uso terapéutico tradicional más extendido de este coloso del reino vegetal. Particularmente, desde que empecé a colocarme la mascarilla en nariz y boca allá por el fatídico 2020 y, mucho antes de que aparecieran las vacunas, —lo aclaro para que los conspiranoicos no saquen conclusiones equivocadas— se me congestiona frecuentemente la nariz. Ignoro si se trata de una alergia, quizás, a algún componente del cubrebocas o el inicio de esta afección fue pura casualidad en el tiempo. No lo he investigado, pero sí que trato de paliar el problema de forma natural, cuando tengo tiempo para ello, inhalando el vapor de agua con numerosas hojas de los gigantescos Eucaliptus globulus que habitan nuestro jardín. Estos vahos alivian en gran manera, pero también sofocan y conllevan manipulación de agua hirviendo, así que, hay que informarse bien antes de hacerlos, tener un cuidado absoluto para evitar riesgo de quemaduras y consultar a nuestro médico, sobre todo si el usuario es infante, hay embarazo o lactancia de por medio, existe enfermedad pulmonar o enfermedad grave de cualquier tipo. Lo que es bueno para el bazo es malo para el espinazo y esto es una verdad como una casa de grande.
Para guiarme en estas lides, siempre acudo a los blogs de los seguros médicos que, por la cuenta que les tiene, suelen ser bastante fiables: lo último que quieren es que te pongas enfermo o fallezcas, por razones obvias. Eso sí, les ruego, por favor, que huyan de tik-tok y youtube, salvo que se trate de gurús acreditados y con títulos sanitarios que, entonces, sí que tienen campo abierto para escoger el que más les guste; los hay sensacionales y lo digo con conocimiento de causa. Les dejo, pues, cómo hacer vahos según Mapfre pinchando AQUÍ.
Pero como siempre vamos corriendo y no todo el mundo tiene un eucalipto cerca del que echar mano, existen soluciones simples, efectivas e igualmente saludables que pueden facilitarnos mucho la vida y minimizar el riesgo de accidente doméstico, a la par que nos ahorran tiempo de cocción. En mi caso, para obtener los mismo beneficios sin necesidad de trabajar, utilizo un producto llamado Eucasol de la marca suiza Just: un spray de eucalipto enriquecido con una mezcla de aceites esenciales (pino, abeto, romero y menta) que me devuelve la necesidad y el placer de respirar libremente, especialmente por las mañanas en las que suelo levantarme con el problema mencionado.
¿Y cómo se utiliza este aromático bálsamo? Existen multitud de formas: pueden vaporizarlo sobre la almohada, el edredón de la cama o las cortinas de casa; en el pecho directamente si padecen asma y siempre que no se encuentren en plena crisis de esta enfermedad; en la planta de los pies para conseguir un bienestar total; también es posible pulverizarlo directamente en el pañuelo para que haga algo más que recoger nuestras mucosidades; o, por último, atomizarlo en el ambiente para crear una atmósfera sanadora similar a la de los verdes y frondosos bosques que limpian el aire y nos facilitan la respiración convirtiéndola también en placer. Este último es por el que yo me decanto y obtengo resultados inmeditatos. Y no es magia, ¡es pura ciencia!
Por si no conocen la marca, les cuento: Just es una firma suiza, fundada en 1930 por Ulrich Jüstrich. Hoy día, ya en manos de la tercera generación familiar, es líder en terapias herbales con productos basados en ingredientes naturales de alta calidad. Cremas, aceites, sales de baño, desodorantes, protectores solares, champúes y hasta quitamanchas para la ropa conforman el universo Just que van a encontrar en su amplio catálogo.
A raíz de mi pasión por la botánica y sus utilidades, he tenido la gran suerte de conocer a Sofía Vega, representante de la marca en Pontevedra, experta en aromaterapia, reflexología podal y técnicas de respiración. Pueden contactar con ella sin compromiso a través de llamada telefónica o wasap (683 791 443), e-mail: sofiffv@gmail.com o instagram: @justengalicia, si quieren asistir a los cursos que va a impartir on line primero, y luego, de manera presencial sobre sus especialidades; o adquirir alguno de estos prácticos y eficientes elixires. ¡Los envíos son a toda España!
Así que, ya saben, si tienen tiempo y a Dr. Eucalipto de guardia, tiren de él, y si no, Eucasol vendrá a echarles una mano que desatascará esas fosas nasales por las que siempre debería correr el aire alegremente.
Por ahora, respiren con tranquilidad que tienen todo un día de asueto por delante y hasta mañana no tendrán que trabajar.
¡Feliz ecodomingo, queridos amigos!