«Como una pipa de la paz, una mano abierta, Llámame Nia nace como una herramienta para aprender a hablar «mujer» y reflexionar». De esta manera, Cristina Vatra Jones, hija de aragonesa y estadounidense, define su último libro después del éxito de El beso de Thor. Esta enfermera, licenciada en Historia y que actualmente trabaja en una gran editorial, casada y con dos hijos, cuenta con una trayectoria profesional apasionante marcada por algo tan peculiar como son las historias de los libros que fue leyendo en su etapa más temprana.
«Ahora que lo pienso siento que todos los pasos que he dado en mi vida vienen determinados por la literatura. El Clan del Oso Carvenario tiene como protagonista una curandera y a partir de ahí quise ser curandera. Después leí El Médico y quise ser médico o enfermera. Las dos novelas pertenecen al género histórico, así que más tarde continué con Los Pilares de la Tierra de Ken Follet y decidí estudiar Historia para acabar orbitando en el mundo editorial, que es donde se producen los libros».
Diario Marín (DM): Contado así, no parece demasiada casualidad que compatibilice su día a día con ser escritora… con los libros, el mundo editorial…
Cristina Vatra Jones: Cierto. Sin duda, mi camino refleja una posible certeza: “lo que nos atrae de pequeños, lo que nos gusta mucho cuando somos niños, puede acabar llevándonos a nuestro destino”. Para mí escribir supone un intento de conocer mejor el mundo, a mí misma y al ser humano.
DM: Tras leer Llámame Nia entiendo que ha querido describir el universo de la mujer para que otros accedan a él. ¿Supone eso lo que significa hablar «mujer» para usted?
Cristina Vatra Jones: Hablar «mujer» significa lo mismo que aprender un idioma. Mis libros instan a la comunicación, a la reflexión. Leer Llámame Nía puede servir para abrir la mente, para evitar juzgar tanto, para pensar. Por eso, me gustaría que me leyeran los hombres con ganas de aprender el idioma «mujer».
Hace poco vi un video de Meryl Streep, rodeada de directores, y explicaba que, para aprender un idioma, debes antes soñar en esa lengua. Hasta que no sueñas no la conoces en profundidad, y en ese sentido, la actriz exponía que las mujeres hablamos «hombre» porque estamos rodeados de esa mentalidad. Vemos series dirigidas por hombres, leemos libros de escritores y trabajamos en empresas dirigidas por hombres, por lo tanto no nos cuesta trabajo acercarnos a su realidad. En cambio, los hombres no hablan «mujer» porque pocos leen a escritoras, ni ven películas de directoras de cine ni trabajan en empresas cuyas CEO´s o jefas sean mujeres. Por lo tanto, ofrezco mis libros, mis historias como una herramienta de lenguaje para aquellos que quieran hablar «mujer» y conocer la realidad de la mujer desde dentro. Puede resultarles muy útil para su vida cotidiana.
DM: ¿Cree que podría escribir una historia protagonizada por un hombre?
Cristina Vatra Jones: Sí, claro, disfruto mucho creando a mis personajes masculinos, pero tendría que ser un tipo de hombre como mis personajes, no el estereotipo del hombre al uso.
DM: Su voz en Llámame Nia resulta muy personal, muy particular, muy honesta consigo misma… ¿Qué rasgos de realidad existen en la novela?
Cristina Vatra Jones: La historia no es personal. Al igual que Nia comparto algunas características, como ser madre y esposa, pero esta heroína de novela me sirvió como vehículo para hablar de los temas cercanos de pareja, de la maternidad, la conciliación, la corresponsabilidad, el techo de cristal… temas que muchas mujeres como yo hemos tenido que vivir a lo largo de nuestra vida.
DM: Retrata muy acertadamente el tema laboral dentro de una editorial. ¿Habría ocurrido igual para cualquier empresa…?
Cristina Vatra Jones: El ámbito editorial, como lo conozco me resultó útil para encontrarme más cómoda describiendo departamentos y puestos, pero si uno se da cuenta en la novela se trata de una firma muy especial de temática religiosa. ¿Por qué? Porque así me servía para hablar de la doble moral, de la compasión, de la ayuda al prójimo, de la literatura y lo comercial. Sin embargo, todo el tema de fondo laboral creo que es perfectamente extrapolable a cualquier compañía.
DM: Exacto. Vivimos más de ocho horas en las empresas, convivimos con compañeros, jefes… sin embargo, no es una ambientación ni temática muy recurrente en las novelas. En ese sentido, le doy la enhorabuena por sacar un marco tan importante como se trata de la situacíón laboral, donde se producen muchos abusos, que la gente calla para no perder el empleo…
Cristina Vatra Jones: El trabajo impacta mucho en nuestras vidas. Cuando una ha conseguido todo lo que supone se supone podría aportarle felicidad: una pareja, hijos, casa, resulta que las exigencias del negocio si quieres estar bien valorada casi te obligan a abandonar el resto. Asumir un cargo laboral implica alejarte de todas las casillas conseguidas. Como si no fuera posible tenerlo todo: como si tuvieras que elegir entre trabajo o una vida feliz con tu familia. La pregunta clave de la novela se centra en: ¿Puede una mujer del mundo actual lograrlo todo? La gente diría que no. Me interesaba esa reflexión laboral y que pensáramos cómo una de las casillas, el empleo, puede dar al traste con el resto de lo que has luchado durante toda una vida.
DM: Y, además, hay un techo de cristal, porque se supone que toda mujer puede llegar a donde se proponga, pero si le exigen pernoctar, horarios incompatibles o dejar a su familia, quizás nunca pueda llegar a los grandes cargos…
Cristina Vatra Jones: Claro, parece como que las madres no quieren ascender, progresar, pero es como la pescadilla que se muerde la cola. Acabas diciendo «me quedo en mi casa», pero resulta frustrante porque eres válida igual o mejor que cualquiera. Lo que no estás dispuesta es a quedarte hasta la una de la madrugada trabajando. El trabajo se convierte en una manera de realización personal, pero te lo quitan.
DM: Otro de los temas que se tocan en su novela consiste en la relación personal/jefe…
Cristina Vatra Jones: «Madre con reducción de jornada» se trata de la etiqueta que lleva Nia en la novela. Todos los jefes la miran así y de alguna manera, se siente frustrada. Al llegar un nuevo responsable, éste le aporta una nueva mirada sobre su persona, una nueva valoración. Los humanos nos vemos a través de los ojos que tenemos al lado. El efecto Pigmalión provoca que cualquiera reaccione de manera diferente a esa nueva mirada. La novela juega con una relación de poder y de dependencia, y hay un equilibrio entre ese poder y la intimidad y surjan dudas razonables en una relación de pareja.
DM: En la novela, se consigue romper el mito de que las mujeres nos acuchillamos entre nosotras con ese grupo de amigas que suponen el sostén de Nia…
Cristina Vatra Jones: El grupo de amigas representan el maravilloso valor de la sororidad y creo que las amigas son el espacio seguro donde Nia puede ser Nia, nadie la juzga, se puede quedar desnuda emocionalmente y relatar todos sus temores y secretos, confesar sus pecados y recibir amor aunque Nia no sea perfecta ni represente lo que la sociedad espera de ella. Además, está el juego del nombre, porque sólo deja a sus amigas que la llamen Nia, que la conocieron antes de ser madre, esposa, empleada… antes de ser lo que es ahora.
Un sentir, el de la autora Cristina Vatra Jones, que nos ofrece el palpitar de muchas mujeres, a quienes no les gusta que les impongan o encasillen. Llámame Nia está llamada a convertirse en un éxito para estos Reyes Magos, incluso para los zapatos de los hombres. En la vida se trata de aprender.