A veces el periodismo local ofrece estas gratificaciones que raramente conseguirá el periodismo regional o nacional: que un parking mejore, que una calle se arregle, que un artista sea escuchado, que una polémica sea resuelta…
Voy a confesar cómo comencé mi carrera de periodista, fruto de lo cual se generó una admiración sinigual hacia mi profesión y la seguridad de que el periodismo ayuda y sirve, tanto si gobiernan unos como otros. No es baladí. Es un bien necesario para una sociedad que hay que cuidar y ejercer con responsabilidad.
Resulta que con 19 años entré a trabajar en un periódico local del Grupo 16, La Voz del Tajo, en Talavera de la Reina (Toledo) y allí mi redactora jefa, Ángeles Santos, me dijo que me diera una vuelta por el centro para escribir lo que viese. Así hice.
Casco histórico
Me dio un miedo atroz pasear por el casco histórico, lleno de jeringuillas, televisores, colchones… más que un casco histórico parecía aquello un estercolero. Hablé con los abuelitos refugiados en sus casitas porque no se atrevían ni a salir. Hice fotos, tomé declaraciones y lo escribí. Fue la primera portada de mi vida.
Entonces al verlo escrito, blanco sobre negro, el alcalde socialista de la localidad llamó al entonces Director del periódico, Segundo Mariño, un prestigioso periodista gallego que venía de Faro de Vigo y que había ejercido en Pueblo, y le dijo que el asunto ya estaba arreglado para que yo fuera a verlo con mis propios ojos y escribiera otro reportaje, y así hice.
Hoy, tengo la fortuna de dirigir Diario Marín y dar voz a quienes no la tienen. Recientemente publicamos las condiciones desastrosas en las que estaba inmerso el Parking Público Gratuito Quevedo, cerca del nuevo Mercadona, fruto de los temporales. La propia lectora que mandó sus quejas, nos ha remitido esta otra fotografía en la que aparece el Parking arreglado.
El interés general
No hay mayor satisfacción para un periodista vocacional que ayudar a la sociedad. Nada le compensa más que servir de voz a sus lectores, a sus vecinos. Ni prebendas, ni regalos, ni elogios, ni publicidades aportan tanta felicidad como el trabajo bien hecho con un único objetivo: el interés general que debe ser el principio de toda información, más que las exclusivas o los intereses parciales.
Por eso, cuando ayer la lectora daba las gracias a Diario Marín, pensé que las gracias se las deberíamos dar nosotros, la sociedad en su conjunto, a ella, así que lo hacemos a través de nuestras palabras: Gracias por leernos, por confiar en nuestro trabajo, por denunciar situaciones que deben arreglarse, lo haya subsanado el propio ayuntamiento o el propietario, porque el Concello tampoco puede tener los ojos en todos los sitios. Resulta necesario contárselo, decírselo y esa ha sido nuestra pretensión.
Con el mismo interés de denunciar, también tenemos el mismo interés de reconocer que se han arreglado esos socavones. Entre todos, podemos conseguir un Marín mejor.