A punto de cumplirse dos años desde el hundimiento del Villa de Pitanxo, el 14 de febrero de 2022, que terminó con la vida de 21 tripulantes, las partes ya cuentan con el informe pericial realizado por los peritos que tuvieron que descender 730 metros hasta el buque para analizar las verdaderas causas del desastre. El informe ratifica la versión del superviviente de Ghana, Samuel Koufie, al argumentar que la causa más probable del hundimiento se debió al factor humano del capitán, Juan Padín, por la falta de percepción cabal del riesgo de hundimiento que suponía la maniobra que realizó para librar el embarre del aparejo del fondo marino, con la mar y el viento de popa y la tolva de descarga de desperdicios abierta.
El análisis solicitado por el juez instructor de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, y que ayer se ofreció a las partes, explica como factor contribuyente del accidente la demora con la que el capitán dio la orden de desalojo del buque, lo que condicionó un desalojo de forma ordenado y con probabilidad de éxito. El abogado que representa a la mayoría de las familias, Manuel Lampón, señala que queda acreditado que el motor no paró, como decía él, sino que hubo motor prácticamente hasta el final del hundimiento del barco.
Además de esto, los peritos judiciales reiteran la ausencia de adiestramiento en las obligaciones y funciones de los tripulantes para situaciones de emergencia y el uso de los dispositivos de salvamento (traje de inmersión, chaleco salvavidas, equipo de supervivencia de la balsa salvavidas y dispositivos radioeléctricos de salvamento), factores que también influyeron en el desastre.
El capitán figura como investigado por 21 delitos de homicidio por imprudencia grave y otro contra los derechos de los trabajadores en la causa abierta en la Audiencia Nacional para investigar este naufragio, en el que fallecieron 21 de los 24 tripulantes del buque. Para los peritos, la ausencia de una escalera en estribor, desde la cubierta superior a la cubierta de oficiales, podría haber constituido un medio rápido de evacuación desde la cubierta expuesta a la intemperie y a la mar hacia las balsas salvavidas.
Adversas condiciones marítimas y meteorológicas
No menos importantes fueron las adversas condiciones marítimas y meteorológicas que había en el lugar que, si bien no eran de una extrema dureza como para aconsejar haberse puesto a la capa en espera de una mejoría, podrían haber dificultado la operación de evacuación.
El descenso al pecio el pasado mes de junio de los peritos a 730 metros de profundidad resultó fundamental para este informe, pues ha puesto de manifiesto aspectos de los que antes sólo se podría especular y que podrían generar cierta duda o cierta falta de seguridad de lo que había pasado.
Las imágenes del barco «refuerzan» las conclusiones. María José de Pazo, portavoz de las familias, manifestó este miércoles su «emoción» porque este informe demuestra que «teníamos razón las familias» y mereció la pena toda la lucha de más de un año hasta lograr la bajada al pecio.