La noticia saltó a los medios de comunicación el pasado 9 de febrero. Un artículo firmado por Aurelio Ruiz de El Confidencial Digital titulado Del amianto al radón. Alerta por contaminación en la Escuela Naval de Marín hablaba de un informe elaborado en las mismas instalaciones sobre un gas tóxico: el radón. Ningún medio gallego, pontevedrés ni menos marinense, se hizo eco de la publicación.
Tampoco la Armada realizó un comunicado ‘ad hoc’ sobre el asunto, sin embargo, mañana que llega a la localidad el Director de Comunicación de la Armada, el Coronel Fernando del Olmo, para dar una charla de estrategias de comunicación y redes sociales quizás sea el momento para explicar el contenido del informe que la propia Armada solicitó para analizar los niveles del gas radón dentro de los edificios que componen la Escuela Naval Militar.
El estudio en sí, titulado Gestión de la presencia de radón en la Escuela Militar: determinación de concentraciones y evaluación de riesgos, había sido elaborado por varios autores dirigidos por Lorena González Gil, profesora del Centro Universitario de la Defensa de Marín, centro asociado de la Universidad de Vigo.
Esta doctora en Ingeniería Química y Ambiental por la Universidad de Santiago y máster en Estudios Ambientales por la Universidad Autónoma de Barcelona, exponía en su análisis que «el radón es un gas radioactivo de origen natural, muy desconocido y a la vez muy dañino, que según la Organización Mundial de la Salud, es el segundo causante de cáncer de pulmón». Proveniente del uranio, «el gas radón se encuentra presente en las rocas graníticas, por lo que la Escuela Naval Militar se encuentra en una zona susceptible de presentar altas concentraciones de radón», según afirmaba González Gil.
«Más de un 90% de los edificios de la Escuela Naval de Marín son susceptibles de presentar concentraciones de radón muy altas, mayor de 400 Bq/m3», según lo cifrado en el informe publicado por El Confidencial Digital, de ahí la alarma entre profesores y estudiantes, que cobra más relevancia al tener en cuenta que el próximo año estudiará la futura reina de España, Leonor de Borbón, Princesa de Asturias.
En la Directiva Europea 2013/59/EURATOM se establece que en espacios cerrados no debe superar 300Bq/m3, aunque la OMS sitúa su nivel medio de 100 Bq/m3, por lo que se recomienda la ventilación continuada en espacios interiores.
En la Escuela Naval Militar de Marín, el 34% de las estancias medidas presentaron altas concentraciones de radón, sobrepasando el límite de 300 Bq/m3 y sólo el 28% de las mismas se encuentra por debajo de 100Bq/m3. «La zona del Patio de Aulas tiene una mayor concentración que otros espacios», y según este estudio, «la dosis efectiva de un alumno de la Escuela Naval Militar a lo largo de los cuatro años será aproximadamente de 15,3 mSv», explican en el mismo análisis. El límite marcado por la legislación europea es de 6 mSv.
El radón es un elemento químico inerte pero inestable. Procede de la descomposición del ucranio (U-238) y su vida media es de 3,8 días. «Su desintegración da lugar a metales pesados y a partículas alfa con alta capacidad de ionización, lo que ocasiona severos problemas de salud», según la autora principal del informe y resto de firmantes. Pueden leer todo el artículo de El Confidencial Digital en este enlace: